Hace 10 años, el 20 de octubre de 2010, fue asesinado el compañero del Partido Obrero Mariano Ferreyra por parte de un grupo armado de la burocracia sindical del sindicato ferroviario de Argentina, la Unión Ferroviaria (UF) dirigido por José Pedraza, mientras se desarrollaba una marcha de protesta contra las “tercerizaciones” es decir la privatización por partes de la empresa estatal del ferrocarril y la precarización de los trabajadores que trabajaban en ella. En estas empresas la burocracia del sindicato actuaba como socia, es decir cumplía la función de patronal y explotaba a los trabajadores, aplicando salarios inferiores al de la plantilla, que se suponía tenía que defender. En la muerte de Mariano hubo una implicación directa de la policía que presenció los hechos y en ningún momento intervino para impedir el ataque. Mariano Ferreyra murió por un disparo de este grupo mientras una compañera quedó herida grave y otros compañeros también resultaron con heridas. El asesinato de Mariano fue durante del gobierno de Cristina Fernanadez de Kirchner, un gobierno “nacional y popular”, es decir un gobierno que decía representar a los trabajadores.
La muerte de Mariano provocó una conmoción popular, al otro día 60.000 personas mayormente trabajadores salieron a repudiar el asesinato hacia la Plaza de Mayo y distintos sindicatos de estudiantes se declararon en huelga. Ni el Partido Obrero ni la izquierda hubieran sido capaces de convocar a semejante multitud si no fuese porque el repudio era un sentimiento general que recorría a toda la clase obrera y a las masas populares. No era el primer asesinato de la burocracia sindical peronista, en la memoria de todos los trabajadores quedó la participación de esta burocracia en el asesinato y represión contra el activismo obrero antes de la dictadura militar de Videla formando las 3 A (Alianza Anticomunista Argentina) por orden de Juan D. Perón ante la incapacidad de éste por controlar el alza de luchas que se venía gestando en forma imparable. Incluso así las luchas continuaron y tuvo que ser el golpe genocida de Videla el que vino a cortar ese ascenso. Pero también la dictadura contó con la colaboración de la burocracia de los sindicatos los “grupos de tareas” siguieron colaborando con la represión del gobierno militar formando parte de esos grupos y delatando a los activistas en los lugares de trabajo. Esto está en la memoria de todos los trabajadores y el pueblo explotado en Argentina.
Por eso cuando cae Mariano ese sentimiento fue canalizado por su Partido Obrero hacia la denuncia de los autores materiales y políticos del asesinato. El gobierno de Cristina Fernández que, como todos los gobiernos, tenía como aliada a la burocracia sindical que decía que era un ejemplo a seguir, trató de inculpar al propio Mariano, al Partido Obrero del asesinato, todas las mentiras fueron desmontadas y finalmente mediante la movilización su principal responsable, el secretario general de la UF y otros cómplices terminaron presos aunque policías y empresarios quedaron con penas leves o libres. El asesinato de Mariano fue un ataque a la clase obrera de conjunto, fue planificado y contó con la policía que controlaba y seguía la manifestación sin intervenir contra el grupo armado. La intervención del Partido Obrero fue ejemplar ya que denunció implacablemente a sus autores y responsables políticos movilizándose y desmontando la campaña del gobierno, los medios y el sistema judicial.
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